domingo, 24 de abril de 2016

GRANDES ECONOMISTAS: MARTÍN DE AZPILCUETA (1491-1586)



Este filósofo, religioso y teólogo navarro nació en el seno de una familia noble agramontesa de origen baztanés. Hijo de Martín de Azpilcueta y de María de Jaureguízar, oriundos de los palacios de sus apellidos situados en el valle de Baztán.

En 1509 inicia estudios de Filosofía y Teología en la Universidad de Alcalá, fundada entonces por el cardenal Cisneros, donde permaneció durante 4 años. Graduado en ambas ciencias, cursó después Derecho Canónico en la universidad de Toulouse, la más famosa en aquel tiempo para el estudio de esta disciplina. Obtuvo la cátedra de Cánones de dicha universidad a la edad de 26 años, impartiendo clases en dicha universidad, así como en la de Cahors.

Durante su estancia en Toulouse se ordenó sacerdote, regresando a Navarra en 1523, a pesar de las ofertas recibidas para permanecer en dicha universidad. En el viaje de vuelta, se detuvo en Roncesvalles, cuyo prior era en aquel momento Francisco de Navarra, donde tomó el hábito de la Orden de Canónigos regulares de san Agustín cuando contaba 30 años de edad.

Fue catedrático en Salamanca durante catorce años, en el transcurso de los cuales asistió en cierta ocasión a escucharle el mismísimo emperador Carlos V, ante el cual disertó acerca del origen democrático del poder (ideas muy revolucionarias para la época. Formó discípulos, entre los que se cuentan Diego de Covarrubias, el jurisconsulto portugués Arias Pinelo, Francisco Sarmiento y Pedro de Deza.

Por orden del emperador pasó a la Universidad de Coímbra (Portugal), recién fundada por los monarcas portugueses. Una vez allí, el rey Juan III le concedió en 1538 la cátedra de Prima de Cánones y una renta anual de ochocientos cincuenta ducados, además de una chantría en la catedral de aquella ciudad.

Durante su estancia en Coimbra, además de su actividad docente, ejerció influencia en la vida pública portuguesa como consejero y confesor de personalidades ilustres. Fue consultado acerca de diversos asuntos por los tribunales de la inquisición y se le quiso dar un obispado, lo cual rehusó. Después de dieciséis años de docencia en aquella Universidad, determinó abandonar aquel reino para emplearse en el estudio y en las tareas necesarias para la publicación de sus obras.

Falleció en Roma el 1 de junio de 1586.

Considerado a la vez como teólogo, jurisconsulto y economista. Autor de numerosos ensayos. Perteneció Escuela de Salamanca junto con otros jesuitas, dominicos y franciscanos, muy anteriores a los fundadores de la Economía Clásica (Gran Bretaña, siglo XVIII, Adam Smith y sus seguidores, entre otros), que se tienen generalmente como iniciadores de la economía moderna, sin serlo (ya que los iniciadores de la economía moderna no fueron otros que los miembros de la Escolástica de Salamanca y de Alcalá).

Se ocupó de los efectos económicos de la llegada de metales preciosos de América, siendo el primer formulador de historia de la teoría cuantitativa del dinero (mucho antes de que Irving Fisher en el siglo XX la dotara de contenido matemático); hizo notar la diferencia existente entre la capacidad adquisitiva del dinero en los distintos países según la abundancia o escasez de metales preciosos que hubiera en ellos. Define lo que se llamó la teoría del valor-escasez en los siguientes términos: "Toda mercancía se hace más cara cuando su demanda es más fuerte y su oferta escasea".

Por otro lado, condenó el préstamo con interés usura y a los especuladores que tenían ánimo de lucro, por considerar que impedían el correcto funcionamiento del mercado orientado hacia el bien común. Es quizás su aportación más importante, como puede verse en su principal obra De Usuras y Simonía (de 1569).


JIV

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