domingo, 27 de noviembre de 2016

LA HERENCIA DE FIDEL

Los actuales salarios no satisfacen las necesidades del trabajador cubano y de su familia
El modelo actual influye negativamente en la disciplina e incentiva el éxodo de personal cualificado que opta por salir de Cuba
El sistema desestima la promoción de los más capaces, ya que se traduce, generalmente, en que a mayor responsabilidad, menores ingresos personales

No. No es un texto escrito por Daniel Lacalle o Juan Ramón Rallo. Lo dijo Raúl Castro en 2014 (http://diegosanchezdelacruz.com/2014/04/24/luto-en-la-izquierda-raul-castro-heinz-dieterich-y-eduardo-galeano-reconocen-el-fracaso-socialista/). En donde el propio hermano de Fidel reconocía la necesidad de abandonar paulatinamente el socialismo.

Por eso, desde esa fecha Cuba ha iniciado cierto aperturismo económico, culminado por el deshielo realizado por Obama.

No entraré en el debate absurdo de si fue mejor o peor que otro. Sencillamente fue un revolucionario que derrocó a un dictador bajo promesas de democracia y que lo único que ha hecho ha sido oprimir durante seis décadas a una nación entera. Sinceramente me desconciertan muchos mensajes de "condolencias" de muchos líderes europeos que se denominan demócratas, cuando deberían de celebrarlo. En fin, parece que un dictador de izquierdas está mejor visto que uno de derechas, especialmente si de Hispanoamérica se habla (y si no vean la comparativa con Pinochet).

Fidel pasará a la historia como el líder que incumplió su promesa de traer paz y progreso a su nación. Es como si el reloj se hubiera parado en 1959.


La realidad es crudaTras medio siglo de dictadura, el sueldo medio de los cubanos no llega a los 600 pesos, lo que se traduce en menos de 20 euros mensuales (http://www.libremercado.com/2016-03-24/socialismo-es-pobreza-asi-viven-los-cubanos-bajo-el-comunismo-de-los-castro-1276570458/). Para resumirlo con esos pesos apenas da para sobrevivir: Un litro de yogur cuesta 30 pesos, un paquete de detergente o un kilo de pollo salen a 120 pesos… Por supuesto cualquier otro bien que permita acceder a cierta comodidad es inalcanzable: una televisión cuesta 16 meses de sueldo íntegro mientras que una hora de Internet supone 40 pesos.

Sin embargo, como cualquier izquierdista que se precie, Fidel Castro no se privaba de nada. Se pueden consultar fotos en donde aparece con Rolex valorados en 6.000 euros o rodeado de lujos, a pesar de que en su discurso apelaba a la vida austera que debían acatar los revolucionarios. Coherencia, como cualquier líder de izquierdas (https://www.theguardian.com/world/2014/may/21/fidel-castro-lived-like-king-cuba).  

Es más, Fidel Castro está incluido en la lista Forbes de políticos millonarios, con una fortuna cercana a los 800 millones de dólares (http://www.libertaddigital.com/mundo/forbes-calcula-que-en-los-ultimos-tres-anos-la-fortuna-de-castro-ha-crecido-en-790-millones-de-dolares-1276278405/). Para ser un pobre austero no está nada mal.


Algún lector avispado me dirá que la culpa del empobrecimiento en Cuba es del bloqueo de EEUU. Nada más lejos de la realidad. Pues Cuba era un país próspero en 1959. Con una moneda solida, convertible en dólares, con un nivel de analfabetismo de sólo el 21% (en España era de más del 32% ese año), con una cultura moderna, con un comercio exterior equilibrado y cada vez más diversificado, y, lo más importante, con un nivel de formación profesional de primer orden en muchos sectores, empezando por el educativo, el sanitario y el de la producción agraria. Por más que, políticamente, fuera un país corrupto, una auténtica república bananera.
El PIB era igual que el de Singapur. Tras 50 años, miren los resultados.




El desplome del castrismo se explica por el declive de la URSS, pues los soviéticos inyectaban fondos equivalentes a un tercio del PIB isleño. A día de hoy Cuba puede comerciar con cientos de países y el comercio es más de una tercera parte de su PIB (http://www.libremercado.com/2016-09-04/el-comunismo-castrista-medio-siglo-de-desastre-economico-1276581621/).



Pero la producción de la isla es tan atrasada que es incluso inferior a la que había en los años cincuenta, antes de la llegada de Fidel (http://diegosanchezdelacruz.com/2013/07/30/el-gran-fracaso-economico-del-castrismo/)

Como ejemplos del fracaso del socialismo cubano citaré dos.

Desde un punto de vista de la producción, con el azúcar y los cigarros. Aunque en 1958 había una producción de azúcar equivalente a 859 toneladas por cada 1.000 personas, hoy esta cifra es de apenas 106, ¡ocho veces menos! Algo parecido ha ocurrido con los cigarros: desde 1958 hasta hoy, su producción cayó de 92.000 a 26.000 por cada 1.000 personas, ¡3,5 veces menos!

En cuanto a las infraestructuras. Muchas de las existentes a finales de los cincuenta (carreteras, puertos, aeropuertos, ferrocarriles y viviendas y otras edificaciones) siguen siendo utilizadas. En más de 50 años apenas se han construido 300.000 viviendas, de una espantosa calidad, mientras la población se ha doblado. Por eso los cubanos viven hacinados en las antiguas viviendas construidas antes del triunfo de la Revolución.

En fin, todo un exitazo. Algunos quieren exportar este modelo a Europa. ¡Dios nos libre!

No deseo mal a nadie, pero espero que este asesino y dictador se pudra en el infierno.


JIV

domingo, 13 de noviembre de 2016

LA COMPETITIVIDAD

Se da el nombre de competitividad al resultado del entrejido de una serie de factores económicos, geográficos, sociales y políticos que conforman la base estructural del desarrollo de una nación.

Sin embargo, a veces el término competitividad se utiliza sin reflexión. Este hecho puede atribuirse a la falta de una definición concisa y la difusión de una serie de definiciones, que no toman como base una teoría sólida sobre la competitividad. Sin embargo, yo creo que la competitividad de una nación puede venir dada por cuatro factores: la actividad económica, la eficiencia del gobierno, la eficiencia de las empresas y las infraestructuras. Veamos cada uno de estos factores.

LA ACTIVIDAD ECONÓMICA: Dentro de este factor cabe distinguir una serie de hechos o características:

®® La prosperidad de un país refleja su actividad económica pasada. De tal manera que la competencia gobernada por las fuerzas del mercado mejora la actividad económica de un país.

®® Cuanta más competencia exista en la economía doméstica, más competitivas serán las empresas domésticas en el exterior. De tal suerte que el éxito de un país en el exterior dependerá del grado de competitividad de su economía. Además, la apertura hacia actividades económicas internacionales incrementa la actividad económica del país.

®® Por último, la competitividad de las exportaciones (y con ella, el saldo por cuenta corriente), está asociada con la orientación al crecimiento en la economía doméstica (y por tanto, a la competitividad).

LA EFICIENCIA DEL GOBIERNO: Este factor se basa en tres aspectos clave.

®® La intervención estatal en las actividades empresariales debería ser minimizada, aparte de crear las condiciones competitivas para las empresas.

®® El gobierno debe proporcionar las condiciones macroeconómicas y sociales que hagan previsible y minimicen los riesgos externos para las empresas.

®® Debe ser flexible en adaptar sus políticas a un entorno internacional cambiante.

LA EFICIENCIA DE LA EMPRESA: Podemos basar este factor en varios puntos básicos.

®® La eficiencia en la actividad económica y la capacidad para adaptarse a los cambios en un entorno competitivo son atributos cruciales para la competitividad de las empresas.

®® Las finanzas facilitan las actividades de valor añadido, que es lo que refleja a corto plazo la productividad. Por ello, en un país, un sector financiero bien desarrollado e integrado internacionalmente apoya su competitividad internacional.

®® Una mano de obra capacitada incrementa la competitividad de un país. Por eso es importante la robustez de los sistemas educativos para prepara a la población para aumentar las ventajas competitivas nacionales.

INFRAESTRUCTURA: En este último factor cabe señalar varios caracteres.

®® Una infraestructura bien desarrollada, que incluya sistemas empresariales funcionales, apoya a la actividad económica. También incluye desarrollos en Tecnología de Información y una eficiente protección del entorno.

®® La ventaja competitiva se puede construir sobre la aplicación eficiente e innovadora de las tecnologías existentes. Creando una etapa madura de desarrollo económico a través de la inversión a largo plazo en I+D+i.

®® La competitividad tiende a incrementar el nivel de expectativas por la calidad de vida.


Pero volvamos con el análisis al concepto de competitividad. Hace unos veinticinco años, Michael Porter pretendió dar respuestas teóricas a una realidad mucho más compleja que la asumida por los teóricos clásicos, puesto que la teoría de la ventaja competitiva ya no explicaba de manera suficiente la competitividad de las naciones. Además, y a pesar de que el comercio era el factor esencial de éxito competitivo de un país, nos encontramos con otras cuestiones, de las que la teoría clásica no llega a responder: ¿Qué nación puede conseguir economías de escala?¿Por qué determinadas empresas de una nación establecen liderazgos en industrias emergentes?¿Por qué naciones con un desarrollo más lento, o con un mercado doméstico más pequeño surgen como líderes mundiales?¿Cómo se explica que ciertas empresas sean capaces de obtener ventajas en determinadas industrias y otras no?, y un largo etcétera.

Y todo esto nos lleva a citar a Paul Robin Krugman, el cual pone en entredicho muchas cuestiones básicas tomadas de la teoría clásica y que estaban ampliamente difundidas en académicos, empresarios y políticos de alto prestigio internacional. De tal manera que el término competitividad se estaba utilizando con una escasa rigurosidad, e incluso con algunos estudios empíricos que medían la competitividad para apoyar sus ideas. Y este es también uno de los problemas que plantea, y es presentar unos datos (de dudosa veracidad matemática y económica) no para apoyar una tesis científico económica, sino para apoyar una línea política (correcta o no), o para salir beneficiado políticamente (este era el caso de Jacques Delors y de John Major, en Francia y Reino Unido respectivamente). Además, destacó que no se establecía diferencia alguna entre la competitividad de una empresa y la competitividad de una nación, cuando las naciones no compiten de la misma forma que las empresas, ni el comercio es un juego de suma cero.

A su vez, el déficit de un balance comercial de un país puede ser síntoma de fortaleza, mientras que el superávit podría ser un indicador de debilidad. No obstante, entiende Krugman, que políticamente es más correcto y resulta más fácil transmitir a empresarios y directivos el hecho de que la competitividad de una nación es similar a una empresa. Y esto presenta tres peligros: los esfuerzos por incrementar la competitividad podrían resultar un gasto inútil de dinero público, podría conducir a políticas proteccionistas e incluso a guerras, y por último, implicaría la toma de decisiones políticas en cuanto a una amplia variedad de temas clave párale país.

Sin embargo, yo creo que Krugman se equivoca, aunque tenga algo de de razón. Me explico.

Uno de los economistas que más se ha preocupado de analizar la competitividad y, sobre todo, la ventaja competitiva, ha sido y es Michael Porter. Para ello analizaremos brevemente el famoso diamante de Porter.

Las empresas logran ventaja competitiva cuando se les permite una rápida acumulación de activos y de técnicas. Y, esto aplicado a las naciones, supone señalar que los países triunfan en determinadas industrias porque su ambiente nacional es en verdad dinámico y desafiante y porque estimulan y animan a las empresas a mejorar y ampliar sus ventajas a largo plazo.
Los países con mayores probabilidades de triunfar en industrias o sectores industriales, son aquéllos donde el diamante es un sistema de refuerzos mutuos. El efecto de un determinante depende del estado de los demás. La presencia de compradores de gusto exigente no se convierte en productos mejorados a menos que la calidad de los recursos humanos sea suficiente para obrar y satisfacer esas necesidades. Las ventajas concernientes a un determinante pueden crear ventajas en los demás.

Así pues, con esto dicho, podemos ver cinco efectos, consecuencia de la consideración de las ventajas competitivas que un país o nación (en su caso) son:

® Un mercado para las exportaciones masivas. El comercio elimina los límites que la demanda local podría poner al desarrollo económico de la nación y permite al país realizar grandes exportaciones de productos fabricados por las empresas locales.

® La adquisición de capital a través del comercio. El comercio implica un intercambio de moneda y, para el país que comercializa sus productos, una adquisición de recursos financieros que lo conduce a mejorar su industria y desarrollar su infraestructura. Esto permite a una economía utilizar maquinarias, herramientas y productos semiacabados diversificados, en sus actividades económicas diarias, con independencia dela restricción basada en la capacidad de producción propia.

® La adquisición de capital mediante préstamos. Un país es capaz de recibir préstamos, créditos comerciales y ayudas procedentes de otros socios comerciales más desarrollados con los que comercializa en el entorno internacional. Estos recursos son utilizados para importar aquellas carencias existentes en el mercado local o para otras necesidades de desarrollo de su economía. Un país podrá tener acceso a endeudamiento y otras ayudas disponibles de las instituciones financieras como el FMI.

® Transferencia tecnológica. Un determinado país también podría beneficiarse de la tecnología extranjera disponible en el comercio internacional, mejorando así sus métodos y sistemas de producción. Sin el comercio internacional, esta tecnología podría no estar disponible o su adquisición podría resultar demasiado costosa para el mismo. Hay algunos beneficios globales de aspectos tecnológicos del comercio. A corto plazo, el comercio aumenta la redistribución de los ingresos entre los factores de producción de cada uno de los socios comerciales. A largo plazo, acelera los avances tecnológicos generales para el beneficio de todos los socios comerciales, en general, y de los países innovadores en particular.

® La amistad internacional y los intercambios culturales. El comercio permite a los socios comerciales aprender mutuamente de sus modelos de consumo, valores, ideas y estilos de vida. Incentiva, los intercambios culturales a través del deporte, y del arte, desarrollándose las relaciones de amistad y mejorando el bienestar internacional.


Por todo ello, la teoría de Porter está basada en un análisis de las características del entorno nacional que identifica en estos grupos ya comentados, que influyen en la capacidad competitiva de las empresas. Además, existen otros dos factores que forman el llamado diamante nacional, que se corresponden con el azar y el Gobierno del Estado.


Como conclusión, se debe señalar que la crítica de Krugman es relativa y errónea, ya que una nación es competitiva en el mundo si sus mercados internos (y por tanto sus empresas) son competitivos. De tal manera que a través de las empresas, un Estado puede ser competitivo (o no). Y el problema principal girará en torno al uso de los datos empíricos que hacen tanto académicos, como políticos para explicar sus ideas, o programas políticos.

JIV

P.D.- BIBLIOGRAFÍA DE INTERÉS:

·     Michael Porter: La ventaja competitiva de las naciones (1990).
·     Universidad Autónoma de Canarias; Centro de Investigaciones Económicas: La competitividad de las naciones. www.eumed.net. 
·  Universidad Católica de Buenos Aires; Facultad de Ciencias Económicas; Instituto de Investigaciones Económicas: El concepto de competitividad. www.eumed.net

·    Centro Latinoamericano para la Competitividad y el desarrollo sostenible: Educación y competitividad. www.eumed.net 

domingo, 6 de noviembre de 2016

GRANDES ECONOMISTAS: DAVID RICARDO (1772-1823)


Este economista inglés está reconocido como uno de los máximos representantes de la corriente de los economistas clásicos, con aportaciones importantes a la macroeconomía y a la teoría del valor económico.

Breve historia de su vida.

Nació en Londres el 19 de diciembre de 1772 en el seno de una familia sefardí de origen portugués que emigró a Holanda y después a Inglaterra antes de su nacimiento. Fue el tercero de diecisiete hijos. Se casó a los 21 años con una mujer no judía, algo que enfrío la relación con su familia.
Fue un hombre de negocios destacado que amasó una importante fortuna antes de su fallecimiento en Londres, el 11 de octubre de 1823.

Carrera profesional.

David Ricardo empezó a trabajar a los 14 años, trabajando gracias a su padre en el London Stock Exchange (Conocido por el acrónimo LSE). Después de su boda, se estableció por su cuenta, consiguiendo amasar una fortuna en el ámbito de la negociación de valores públicos, convirtiéndose en 1815 en un popular terrateniente.

En 1815 fue elegido miembro del Consejo británico, cargo que ostentó hasta su muerte. Su interés por la política y la economía, y las posibilidades económicas, le permitieron poder dedicarse a trabajos intelectuales desde su juventud.

Los primeros análisis datan de 1809 cuando, tras leer a Adam Smith, enviaba notas a la prensa con opiniones económicas firmadas con un pseudónimo, R. Podemos destacar el artículo que escribió sobre la devaluación de la moneda británica.

Su colaboración con el reverendo Malthus fue muy fructífera, sobretodo en los análisis sobre el mercado de divisas, criticando duramente la política expansiva realizada por el Banco De Inglaterra.
Pero no siempre fue así, ya que mantuvieron posiciones distintas, como por ejemplo respecto a las Leyes del Maíz, en las que Ricardo se mostró a favor del librecambio, argumentando que el proteccionismo mantenía los precios altos beneficiando únicamente a los terratenientes.

Principales trabajos y contribuciones.

David Ricardo ha sido considerado como un economista muy denso, por lo que muchos estudiosos de la ciencia económica han decidido estudiar a otros contemporáneos a él (como Jean-Baptiste Say), mucho más sintéticos en sus análisis.

Ricardo escribió innumerables postulados y ensayos menores sobre distintos temas económicos, entre los que predominaban el análisis de las divisas, el reparto del valor y la distribución y la libre circulación de bienes.

Su obra maestra es sin lugar a dudas son los Principios de economía, política y tributación (1817), un alarde de precisión y madurez en el paradigma de la economía clásica, en la que fue muy crítico con el reparto de los recursos, tal y como afirma en su prefacio: "el principal problema de la economía política es determinar las leyes que regulan la distribución".

Este fue su principal tratado. Podemos destacar varios puntos de interés incluso actualmente:

Ø      La teoría del valor y de la distribución de los recursos. Y el efecto que su abundancia o carestía proporciona a las diferencias de precios. En donde aboga por una libre circulación de los bienes y mercancías, y siendo partidario de eliminar las importantes trabas existentes al comercio internacional.
Ø      La Ley de los rendimientos marginales decrecientes, en la que el rendimiento marginal baja con la utilización de cada vez más insumos, por ejemplo, maquinaria y fuerza laboral, a un recurso fijo, por ejemplo, tierra. Ley clave para entender la demanda de trabajo de las empresas (y que aún a día de hoy muchos políticos siguen sin comprender).
Ø      La teoría de la renta. En la que realiza un análisis sobre las diferencias de renta existentes entre los terratenientes (Capital) y los trabajadores (fuerza laboral). Teoría estudiada y admirada por Carlos Marx, convirtiéndose incluso en inicio de su obra.
Ø      Ventajas comparativas en el ámbito del comercio exterior. Clave en su defensa del librecambismo y de la eliminación de barreras al comercio exterior. Complemento de la ventaja absoluta de Adam Smith y fundamental en el análisis del comercio internacional.
Ø      Los impuestos. Su teoría impositiva y de los impuestos es muy interesante.
Ø      El paro tecnológico. Clave para entender y solucionar los cambios de ciclo o de época (como el que estamos viviendo). Clave en la obra del influyente economista español Nuño Becerra.

El legado de Ricardo.

Ricardo es recordado por su profundidad intelectual y la forma excepcionalmente moderna con la que abordaba los problemas económicos, con un elevado y riguroso nivel de abstracción a pesar de que carecía de formación universitaria reglada, consiguió que la influencia de sus principios fuera perdurable.
Su obra ha sido admirada por economistas como Stuart Mill, Marx o Alfred Marshall, perdurando sus análisis y teorías muy vivos también hoy en día.

JIV


domingo, 23 de octubre de 2016

SITUACIONES EXTRAÑAS QUE SUCEDEN EN ESPAÑA

Imaginen que se encuentran ante alguna de las siguientes situaciones, bastante habituales en la vida económica diaria en España:

Ø      Una empresa analiza los resultados de sus dos plantas. Una de ellas es muy rentable y competitiva y la otra sólo da pérdidas. Los directivos se plantean cerrar ésta y poner más recursos en aquella. ¿Podrán hacerlo?

Ø      Ha bajado la facturación. Y en un departamento se plantean un despido. Hay dos candidatos, un empleado temporal con el que el jefe está encantado y un trabajador fijo, con 12 años de antigüedad en la empresa, que ha bajado mucho su rendimiento en los últimos años. ¿Quién será despedido?

Ø      Un trabajador temporal ha encadenado casi dos años de contratos. Su jefe está contento y quiere contar con él, pero sabe que si le renueva le tendrá que hacer fijo. El problema es que no tiene claro si dentro de 3 meses seguirá en marcha el proyecto para el que le contrató originalmente. ¿Renovará?

Ø      Una empresa con 48 empleados. Le han salido un par de clientes nuevos, pero sabe que si los coge tendrá que ampliar la plantilla. El problema es que a partir de 50 empleados la legislación cambia. Si superan esa cifra tendrá que cambiar la contabilidad, le afecta en temas laborales, la burocracia se dispara. ¿Qué harán?

Ø      Un trabajador lleva unos años descontento en su empleo. Querría cambiar de empresa. Siente que no es muy productivo últimamente y que está estancado. Ahora ha recibido una nueva oferta: le pagan un poquito más (no mucho), pero lo que más le atrae es el reto profesional. El problema es que él tiene 15 años de antigüedad en su empresa y si se cambia de trabajo la pierde. ¿Qué hará?

Las anteriores son situaciones imaginarias, pero frecuentes. No hace falta poner nombre y apellidos. Todas son muy reales. Y aunque son diferentes entre sí, todas ellas tienen una característica común: existe una solución obvia desde el punto de vista económico (y no sólo económico). Sin embargo, cualquiera que las analice conociendo la realidad española sabe que existen muchas posibilidades de que los agentes implicados acaben escogiendo la peor opción. ¿Por qué? Muy sencillo, porque la legislación les incentiva a
ello.

Podría decirse que en España las normas premian o protegen la alternativa mala (o la que ya existe) y penalizan o ponen trabas a la buena (o a la nueva). Por eso:

Ø      La empresa no reubicará a sus empleados en la planta más productiva, porque hacerlo implicaría unos costes de negociación brutales y no le compensa (incluso puede que el convenio del sector le prohíba hacerlo o le imponga unas barreras casi infranqueables)

Ø      El despedido será el trabajador temporal, aunque sea mucho más eficiente que su compañero fijo.

Ø      El contrato temporal que está a punto de llegar al mes 24 no será renovado, aunque están contentos con el trabajador.

Ø      La empresa de 48 empleados subcontratará los nuevos pedidos (o incluso derivará al cliente a otras compañías) porque no puede asumir el coste de crecer por encima de 50 empleados (o creará nuevas compañías para que la original no supere la cifra)

Ø      El trabajador quemado seguirá en un puesto y una empresa que no le gustan, porque le da miedo asumir el riesgo del cambio.

Productividad y salarios

Pueden parecer casos anecdóticos, pero no lo son. Todos ellos hablan de distorsiones. Y todas estas distorsiones van en la misma dirección: una normativa que incentiva, empuja o promueve decisiones de los agentes que penalizan la productividad del conjunto de la economía. La palabra más habitual para explicar esto quizás sea "rigidez". España tiene un aparato productivo que no es capaz de responder a los cambios y que tiene dificultades para aprovechar las oportunidades. El statu quo es protegido; al recién llegado se le mira con sospecha, incluso aunque esté haciendo las cosas bien.
Benito Arruñada, catedrático en la Universidad Pompeu Fabra, habla de una legislación que "castiga la movilidad de los recursos, al que se mueve, al que crea competencia".

¿Y es tan importante ser más productivos? Pues lo cierto es que sí. Al final la riqueza de un país y de sus ciudadanos se genera a través de su capacidad para producir recursos de forma más eficiente que su vecino.
Es eso que se llama "competitividad". En España se habla mucho de salarios y de por qué cobramos menos que los trabajadores de Suecia, Dinamarca o Alemania. En ocasiones parece como si una maldición bíblica hubiera caído sobre nosotros. O como si fuera culpa del malvado empresariado nacional. Pues no.

Los dos siguientes gráficos ya los hemos publicado anteriormente (http://www.libremercado.com/20150612/tristeperociertolosespanolescobramosloquenosmerecemos1276550303/) , pero son imprescindibles en cualquier análisis que se haga de la economía española. El primero mide la productividad por hora trabajada en los países europeos. El segundo, el salario/hora. No hay más, no nos hagamos trampas al solitario. Cobramos lo que somos capaces de producir (siempre hablamos de medias, no de casos individuales).

La pregunta que nos debemos hacer es ¿por qué las empresas españolas, los periodistas españoles, los funcionarios españoles, los consultores españoles… son menos productivos de media que los daneses, suecos o alemanes? Hay muchas posibles respuestas y cada una puede asociarse a uno de los ejemplos con los que comenzamos este artículo. Somos menos productivos porque tenemos un tejido con muchísimas micropymes y pocas empresas de tamaño mediano (y en todos los países, a más tamaño se consigue más productividad). También influye la formación, que es poca y de mala calidad, tanto antes de llegar al puesto de trabajo como durante la vida laboral. Pero, ¿quién se va a gastar el dinero en formar a un empleado temporal? ¿Y qué empleado temporal se va a preocupar de formarse en una empresa en la que sabe que no durará mucho?

Por supuesto, también influye en la productividad la incapacidad de las empresas para adaptarse a su mercado, su sector o su situación interna: la mínima flexibilidad que introdujo la reforma laboral de 2012 (y asociada en la mayoría de los casos a que la empresa tuviera pérdidas) será lo primero que caiga cuando se toque aquella norma. Si una empresa no puede (o le resulta muy difícil o caro) disponer de sus recursos en función de las necesidades del mercado, sólo podrá competir con sus rivales extranjeros rebajando costes... no le dejan hacerlo con innovación o cambios productivos.

Las reformas

Llegados a este punto, es inevitable que surja el bálsamo de Fierabrás que todo lo cura: "las reformas". No hay político, a izquierda y derecha, que no hable de la necesidad de aprobar y aplicar esos cambios. Y el regeneracionismo hispano, muy activo en el último año, se saca de la manga todo tipo de cambios, del contrato único a la reforma fiscal, que nos pondrían en el camino que va a Copenhague.

La pregunta sería si no estamos poniendo el carro por delante de los bueyes. Arruñada, por ejemplo, se muestra escéptico de lo que se podría conseguir si no hay primero un cambio de mentalidad en el ciudadano de a pie: "Yo creo que las instituciones funcionan bien.
La clave es que las reformas no se hacen porque la gente no quiere que se hagan. Mi tesis es que [el sistema político] funciona perfectamente, porque obedece a la voluntad ciudadana". En este sentido, alerta a los regeneracionistas que protestan porque los políticos no les hacen caso: "Los políticos cumplen su función. Aplicar las soluciones que les proponen les haría perder votos". Un gran ejemplo es el mercado laboral. En teoría, muchas de las soluciones propuestas (contrato único, mochila austriaca, nuevos modelos de contratación…) favorecen a los jóvenes, pero las encuestas repiten una y otra vez que ni siquiera este grupo de población es favorable a los cambios, "porque creen que les perjudica", explica Arruñada, sea o no cierta esa percepción.

http://www.libremercado.com/2013-04-07/gritar-mucho-y-mojarse-poco-una-foto-poco-agradable-del-espanol-medio-1276486814/ : En una encuesta realizada a 15.000 europeos, se les preguntaba qué les parecería más justo, un país en el que "los ingresos sean más equilibrados, aunque eso signifique que los que se esfuerzan más ganan cantidades similares a los que se esfuerzan menos" o un país en el que hay "diferencias en los niveles de ingresos" para premiar a los que más se esfuerzan. Pues bien, el 79% de los daneses y el 75% de los holandeses, preferían la segunda opción (dar más al que más trabaja). Mientras, España era el único país en el que había más partidarios de igualar los ingresos (54% frente a 41%) aunque eso penalice a los que se esfuerzan más.

Lo cierto es que en todas las encuestas España aparece como uno de los países menos favorables al capitalismo, las empresas o la competencia. No sólo eso, cuando la disyuntiva es meritocracia (premiar al que más se esfuerza o mejor lo hace) o igualdad de resultados sin importar el esfuerzo, los españoles están a años luz de los valores que defienden nórdicos o alemanes.

Arruñada lo explica con ejemplos del día a día, no necesariamente ligados a la actividad económica: "Cuando yo era estudiante, si sacabas buenas notas, la gente te respetaba. Ahora está mal visto destacar. ¿Socialmente qué estás creando? Y no te digo nada normativamente. Por ejemplo, en la universidad las notas tienen que publicarse con el DNI del alumno, no con el nombre. Incluso ha habido follón para que la universidad informe de forma privada a los alumnos de dónde están en el ranking de su promoción".

Y qué se puede hacer llegados a este punto. Si las reformas no se hacen porque la gente no las quiere, la única solución parece estar en cambiar cómo esa misma gente se enfrenta a las reformas. Arruñada es escéptico en los cambios artificiales impuestos desde arriba. Por eso, propone comenzar con reformas aparentemente más sencillas, pero con más calado a medio plazo: "El tipo de reformas que serían más eficaces son aquellas que nos hacen adultos a los ciudadanos. Aquellas que pongan de relieve el coste-beneficio de las decisiones. Tendríamos que tener sistemas que nos informaran más, incluso aunque no hiciéramos nada por informarnos. Por ejemplo, haciendo los impuestos más visibles o publicando los rankings escolares. Hacer más evidente que cuando pagas la gasolina la mayor parte del dinero se va a impuestos. Además, aunque es cierto que también tendrían la oposición de mucha gente, sería menor que con otras reformas que se proponen".

JIV

domingo, 16 de octubre de 2016

EL AHORRO EN LOS JÓVENES

El prefil del joven ahorrador ese el que tiene 22 años cuando empieza a apartar parte de sus ingresos, trabaja, vive en una gran ciudad, en pareja o con hijos y colabora en la economía familiar cada mes.

La conocida como generación del milenio o generación 'millennial', a diferencia de la generación precedente (y a pesar de la supuesta mala fama que se le da) si se preocupa por su futura estabilidad económica y por la de su familia. Según el Barómetro de VidaCaixa “Hábitos de ahorro en la generación millennial”, el 76% los jóvenes de entre 25 y 35 años destina parte de sus ingresos a este fin. El principal motivo es asegurarse un buen futuro (80%): garantizar su jubilación (gracias a este sistema que es un esquema Ponzi) o proporcionar estabilidad económica y protección financiera a sus hijos y, en general, a sus familiares. Desean estar protegidos ante imprevistos (60%) pero no renuncian a disfrutar del presente. Las vacaciones y los viajes (40%) son el tercer motivo más veces aducido por los jóvenes para ahorrar.

Retrato típico

El 'millennial' ahorrador es un joven que tiene 22 años cuando empieza a ahorrar, trabaja (78%), vive en una gran ciudad, en pareja y/o con hijos (58%), colabora en la economía familiar (25%) y tiene entre uno y dos productos financieros de ahorro.

Según el citado informe, de media, los jóvenes españoles ahorran unos 155 € al mes, cantidad que representa un 17% de sus ingresos. Pero existen ciertas diferencias entre hombres y mujeres. Los hombres ahorran más, concretamente un 19%. De media reservan 168 € al mes frente a los 141 € al mes de las mujeres.

Uno de cada tres jóvenes ahorra de forma sistemática una cantidad fija al mes y casi la mitad lo hace de forma puntual, cuando puede y la cantidad que le sobra al final del mes. Sin embargo, la mayoría, concretamente el 61%, querría ahorrar más. También en este punto se detectan ciertas diferencias entre sexos. Entre las mujeres, este porcentaje es incluso mayor y alcanza el 66%. Por el contrario, el 43% de los hombres asegura que ahorra justamente lo que desea.

Los 'millennials' que no ahorran

En el citado informe se constata que se trata de una generación afectada por la crisis económica y esto se refleja en su manera de ahorrar. Quienes no lo hacen es porque no trabajan (el 34% no tiene ingresos o no tiene empleo) o porque no llegan a final de mes (32%).

Del 24% de jóvenes que afirma no ahorrar a día de hoy, tres de cada cuatro (75%) sí lo lograban en el pasado y han dejado de hacerlo porque ha empeorado su situación profesional (59%) o porque la familia tiene ahora menos ingresos que antes (25%). Hasta un 70% piensa que la pensión pública no será suficiente para vivir

El 90% no sabe cuánto cobrará cuando se jubile

Gracias a este sistema Ponzi, al menos hay algo claro (yo me incluyo), la gran mayoría de estos jóvenes preocupados por su futuro económico se muestra desconfiada con respecto al sistema público de pensiones. Hasta un 70% piensa que la pensión pública no será suficiente para vivir. Se trata de una percepción extendida, a pesar de que hasta nueve de cada diez no sabe cuál será el importe aproximado de su pensión pública cuando se jubile. Sobre todo los no ahorradores son quienes muestran un mayor desconocimiento de esta cantidad: un 97% de ellos asegura no saberla. Así mismo, el 80% de los 'millennials' desconoce cuánto tiene que ahorrar para tener la jubilación que querría.

Expectativas de futuro

El 43% de los que hoy ahorran espera ahorrar más en el futuro, ya que cree que tendrá más ingresos (46%), mejor trabajo (18%) y menos gastos (11%).
La otra mitad no tiene tan buenas expectativas de mejorar su capacidad de ahorro cuando cumpla los 40. Un 35% cree que ahorrará lo mismo y un 22% considera que ahorrará menos.

Expectativas de futuro de los que no ahorran

Quienes hoy no ahorran, confían en poder hacerlo más adelante. Ocho de cada diez creen que a los 40 sí ahorrarán porque tendrán más ingresos y un mejor trabajo. Sin embargo, el impacto que la crisis ha tenido en esta generación se detecta en sus expectativas. Sobre todo los más adultos (30 a 35 años) creen que la crisis no les permitirá mejorar su capacidad de ahorro en los próximos años.
Los principales factores que conducirán al ahorro en el futuro (para todos los consultados) son: conseguir un empleo mejor pagado, alcanzar cierta estabilidad en sus ingresos y poder hacer frente a los gastos imprevistos.

¿A qué renunciarían los 'millennial'?

Los 'wearables' ('smartwatch', 'fitness tracker', etc.) son lo primero a lo que estos jóvenes dejarían de destinar recursos, concretamente el 64% lo harían así. El gimnasio (46%), la ropa (43%) o renovar el 'smartphone (40%) son, por este orden, lo primero que suprimirían. El ocio (cine, teatro, restaurantes y viajes) abre una brecha entre los más jóvenes y los mayores: mientras el colectivo de 25 a 29 años no renunciaría a su ocio por ahorrar, la franja de 30 a 35 años lo haría en mayor medida.
Los más jóvenes ahorran más en efectivo (30% de los jóvenes de entre 25 y 29 años).

Productos de ahorro preferidos

Los 'millennials' conocen varios productos de ahorro a largo plazo que ofrece el mercado, como los planes de pensiones (57%), las acciones, bonos y obligaciones (36%). Sin embargo, los productos de ahorro más contratados son las cuentas de ahorro y las cuentas corrientes (43%). Depósitos y fondos de inversión son más comunes entre los hombres (14% y 9% respectivamente) y los depósitos, además, entre la franja de
jóvenes más adultos (el 13% de los jóvenes de entre 30 y 35). Los más jóvenes ahorran más en efectivo (30% de los jóvenes de entre 25 y 29 años). Para contratar estos productos, el canal por excelencia son las oficinas (53%) aunque afirman que preferirían utilizar algo más la web (25%) y un gestor (22%) de lo que lo hacen actualmente. En lo que se refiere al seguimiento de los productos contratados, la web cobra más importancia pasando a ser el segundo canal más usado (32%). La oficina sigue siendo el canal principal (36%) e incluso querrían usarlo más de lo que lo hacen (40%).

Es interesante analizar las alternativas (aunque el informe no lo diga) que otras entidades pueden ofrecer en el tema de ahorro, tanto a largo, como a corto plazo.

Perfil de riesgo

El 61% prefiere evitar peligros a la hora de contratar productos de ahorro y mantiene un perfil conservador (no obstante, el ahorro siempre tiende a ser conservador, pues lo contrario sería perfil inversor), aunque un 23% afirma que estaría dispuesto a asumir cierto riesgo para conseguir una mayor rentabilidad.
Hasta un 40% de los ahorradores cree que la inversión en vivienda es la mejor manera de ahorrar (mucho ojo a este tema, pues la hipoteca tiene muchos costes). Todo lo contrario ocurre entre los no ahorradores: el mismo porcentaje cree que es un mal método de ahorro.

Vías de asesoramiento para el ahorro

A pesar de ser la generación de las nuevas tecnologías (tienen de media tres dispositivos electrónicos), los canales que más utilizan los 'millennials' para asesorarse sobre productos de ahorro son familiares y oficinas, en ambos casos en un 42%. Aun así, afirman que preferirían utilizar más de lo que lo hacen la web (25%) y un gestor (25%).

Esto es importante, pues creo que la vía de análisis personalizado debería de ser la opción más elegida. Una web nunca te va a dar un análisis personalizado de tu situación.

JIV

domingo, 25 de septiembre de 2016

EL AHORRO PRIVADO.

Es muy importante tener presente la importancia de complementar la pensión pública con el ahorro privado, para que en esos momentos de garantía y seguridad, el nivel de vida no se vea afectado.

El tema de las pensiones viene de lejos, teniendo en cuenta la crisis y el problema demográfico.

Según el estudio "los españoles ante el ahorro y la jubilación" del instituto Aviva (que puede consultarse en este enlace http://www.instituto-aviva-de-ahorro-y-pensiones.es/corporativa/prensa/notas-prensa/los-espanoles-mejoran-su-capacidad-de-ahorro-este-ano-pero-aumenta-la-brecha-entre-hombres-y-mujeres), el 71 % de los españoles cree que no van a tener pensión pública y si la recibieran, hay un 84% que piensa que ésta no será suficiente para cubrir los gastos de subsistencia.

Todo esto pone de manifiesto que la mayoría de los españoles les preocupa el futuro de las pensiones públicas y que creen necesario complementarlas. Según se desprende del anterior estudio, además, es en la población joven donde hay una preocupación más instalada.
Sin embargo el ahorro privado para la jubilación no está consolidado. Ello es debido principalmente al desconocimiento de estos productos y a la dificultad de ahorrar. Y otra razón también se debe a que la jubilación se ve muy lejana en el tiempo y se prefiere disfrutar el presente.

Ya en 2012, la Comisión Europea, publicó un informe titulado "Libro Blanco, agenda para unas pensiones adecuadas, seguras y sostenibles" (http://eur-lex.europa.eu/legal-content/ES/TXT/?uri=CELEX%3A52012AR0747), donde se reflejan las preocupaciones acerca de los sistemas de pensiones.
El objetivo es lograr la sostenibilidad y la adecuación de las pensiones a largo plazo, así como mejorar las oportunidades para constituir unos planes de ahorro complementarios seguros.
Estos planes de ahorro, deben tener un papel mayor a la hora de garantizar las pensiones, por lo que se deben buscar las maneras de mejorar la rentabilidad, la seguridad y el acceso igualitario de estos planes.

Todo ello debe ir encaminado a constituir estos planes como un instrumento que contribuya a garantizar unas tasas de reemplazo adecuadas en el futuro (permitiendo que la gente se jubile sin tener que seguir trabajando para mantener su nivel de vida).
Asimismo, el consumidor o, mejor dicho, el inversor particular debe tener más información y conocimientos para así mejorar la confianza en relación a estos planes.

Esto es una cuestión que en otros países europeos y no europeos está totalmente interiorizada. Sin embargo, en España el sistema público es el que soporta prácticamente más de un 70% de lo que es la pensión.
Esto tiene consecuencias sobre el llamado Fondo de Reserva de la Seguridad Social (que surgió en el año 2000 por una exigencia institucional para establecer fondos destinados a atender desviaciones entre los ingresos y gastos de la Seguridad Social, atenuando los efectos de los ciclos económicos bajos y garantizar un equilibrio financiero), que a día de hoy, solo tiene liquidez para hacer frente a las pagas extra de verano y Navidad hasta 2018.

EL SISTEMA ESPAÑOL.

El sistema en España es un sistema de reparto. Un sistema que, según algunos críticos, se basa en un esquema Ponzi: las pensiones se pagarán siempre que haya suficientes cotizantes por pensionista (se habla de que lo razonable es que haya 2.5 cotizantes por cada jubilado).
Las variables no son las mismas. Pues la esperanza de vida es mayor y hay menos cotizantes por jubilado (menos de 2,29 según datos de la Seguridad Social). Por lo tanto, el sistema debe ser reformado cuanto antes, ya que los cotizantes deben asumir cinco años más de aportaciones, para sostener una pensión que es el doble de la cotización durante la esperanza de vida del jubilado (o sea, retrasar cinco años su jubilación), según un estudio del Instituto de Estudios Bursátiles.
Asimismo, si tenemos en cuenta los años para el cálculo de la pensión, la reducción del peso por año cotizado y la prolongación de la vida laboral, repercutirán a la baja las pensiones, según cálculos de la Fundación de Cajas de Ahorro.

Todo sin olvidar que la incorporación de los jóvenes es más tardía, lo que supone un retraso en la entrada de cotizantes.

Por eso es necesario reformar el sistema de pensiones hacia un sistema que garantice lo mínimo, complementado con planes privados de ahorro (ya sean en forma de fondos de pensiones o de cualquier otro tipo), de manera individualizada. Así podemos garantizar que nadie pueda quedarse desamparado (al no poder sufragar los gastos básicos) y también premiar al ahorrador (sería interesante analizar porqué la fiscalidad de los planes de pensiones es tan distinta a la de los planes de ahorro).


JIV

domingo, 18 de septiembre de 2016

GRANDES ECONOMISTAS: ADAM SMITH (1723-1790)


Estamos ante el que puede ser el economista más famoso del mundo, considerado como padre de la economía moderna (con permiso de los escolásticos de Salamanca) al ser el autor de una teoría que combina historia, naturaleza humana, ética y desarrollo económico de una manera realmente ejemplar.
Adam Smith nació en 1723 en la pequeña ciudad escocesa de Kirkcaldy, justo al norte de Edimburgo, y fue el hijo único de un padre que murió pocos meses antes y de una madre que vivió noventa años.

A los 14 años, obtuvo una beca para estudiar en la Universidad de Glasgow y más tarde otra para la Universidad de Oxford. Fue uno de los filósofos más importantes de su época y pronunció conferencias sobre ética, teología natural, jurisprudencia y economía política. Fue discípulo de Frances Hutcheson, amigo de David Hume y François Quesnay, y consta que sus discípulos viajaban de varios países a escuchar sus ideas progresistas sobre la filosofía moral que fue la base de la ética kantiana.

En 1764, Smith dejó la enseñanza para aceptar un puesto como tutor para el hijo de un duque y pasó varios años en el continente, en particular Francia, tomando contacto con muchos pensadores franceses como François Quesnay, la figura principal del movimiento de los Fisiócratas, considerada como la primera escuela de pensamiento económico después de la escolástica de Salamanca. Quesnay es el autor del "Tableau economique" y el constructor de los esquemas del flujo circular de la renta y el gasto, que ejerció una gran influencia en Smith. A su regreso, se retiró a su ciudad natal y pasó diez años en el estudio y la escritura, repensando las ideas de los fisiócratas que pensaban que cualquier política que produjera el efecto de ampliar el flujo circular era coherente con el crecimiento económico.

La teoría de los sentimientos morales.

Aunque Adam Smith era tímido y retraído, fue un excelente profesor y conferencista, querido por colegas y discípulos. En 1759, a los 36 años, publicó el primero de sus dos libros, la teoría de los sentimientos morales, considerada una obra cumbre y excepcional en la historia intelectual del mundo, aplaudida por David Hume, pese a tensionar su Tratado de la naturaleza humana. Se trata de una obra pionera en la ética y la filosofía moral, que precede a la obra de Immanuel Kant. No es extraño que Kant dedique siempre palabras generosas a Adam Smith.

La importancia de esta obra es el cuestionamiento que hace Smith a la tesis de Thomas Hobbes planteadas en el Leviatán (1651) que considera al hombre un depredador del hombre (el hombre es el lobo del hombre). Smith se opone a la idea de un hombre inseguro y precario que ve en otro hombre a un competidor con el cual tendrá una guerra a muerte. Para Hobbes, es esta precariedad humana la que obliga la creación del Leviatán, el Estado Político al cual el hombre transfiere su libertad y, por tanto, su capacidad de asesinar. Casi 90 años más tarde, Hume fue muy débil en su tratado de la naturaleza humana. El cambio radical lo hace Smith, quien demuestra que el hombre tiene la facultad de empatía, lo que permite a un sujeto ponerse en el lugar de otro sujeto. Con esto ofrece una concepción dinámica e histórica de la naturaleza humana, criticando la concepción de su maestro y amigo.

La riqueza de las naciones.


El análisis sobre el proceso de crecimiento económico está desarrollado en esta obra, publicada en 1776 (en el año de la independencia de Estados Unidos y de la muerte de David Hume). Su nombre original es "Investigación sobre la Naturaleza y Causas de la Riqueza de las Naciones". En esta obra Smith continúa su línea antihobbesiana demostrando que el hombre es un ser social que colabora y participa con otros hombres. Temas como la división del trabajo (con su clásico ejemplo de la fabricación de alfileres), el origen y uso del dinero, los precios de los bienes, los salarios, los beneficios de los accionistas, la renta de la tierra y la fluctuación de los valores de la plata y el oro son analizados en los cinco libros que componen esta tesis.

En el libro II, Smith se aventura ya a esquematizar una tesis sobre el capital y una distinción sobre el trabajo productivo y el trabajo improductivo (tema que retomará Marx casi cien años después). En el libro III traza un relato del desarrollo de Europa desde la caída del Imperio Romano, mientras que en el libro IV analiza y critica las políticas comerciales de los países europeos, trazando argumentos a favor del libre comercio. Toda la extensión del libro V la deja para la recaudación de tributos, con gran detalle histórico sobre los diferentes métodos de defensa, administración de justicia, el poder de la Iglesia, el origen y el crecimiento de los ejércitos, y el manejo de la deuda pública en las naciones modernas. Como puede verse, Smith aborda temas de gran variedad y relevancia.

El éxito que tuvo esta monumental obra opacó el éxito alcanzado por su otra obra, la teoría de los sentimientos morales, en una brecha que se ha acrecentado con el tiempo. Incluso en muchos casos, se toma esta obra como la central del pensamiento de Smith sin hacer referencia a la predecesora. Este abandono es más claro en las relaciones entre ética y economía que plantea Smith en su primera obra, así como en la necesidad de reconocer la pluralidad de las motivaciones humanas, y las exigencias que pone a la racionalidad.

Hay que tener en cuenta un elemento en el análisis de la obra de Smith. La influencia de la "fábula de las abejas" de Bernard de Mandeville, texto que argumenta que los vicios individuales hacen la prosperidad pública. Este elemento se convierte en uno de los temas centrales, pues señala que la motivación para el cambio económico en el mercado no tiene que valerse de ningún otro objetivo más que la búsqueda del interés propio:
"No es de la benevolencia del carnicero, el cervecero o el panadero que esperamos nuestra cena, sino de su relación con su propio interés. Nos dirigidos, no a su humanidad sino a su amor propio".   

En la tradición de la interpretación de Smith como el gurú del egoísmo (así se le ha llamado), la lectura de su obra no es mayor que esas líneas, pero no habla nada de la distribución o producción, sino meramente del intercambio. Smith discute el funcionamiento del sistema económico en general, y del mercado en particular, en relación a que los seres humanos no se guían solo por el beneficio propio; pues sostiene que la humanidad, la justicia, la generosidad y el espíritu público, son cualidades centrales para el funcionamiento de la sociedad.

La mano invisible.

Estamos ante una de las ideas centrales de Smith, muy polémica, pues se le ha achacado en pecar excesivamente de una confianza ciega en el mercado, lo que no es del todo cierto. Veamos lo que dice textualmente para salir de dudas:
"Pero es sólo por su propio provecho que un hombre emplea su capital en apoyo de la industria; por tanto, siempre se esforzará en usarlo en la industria cuyo producto tienda a ser de mayor valor o en intercambiarlo por la mayor cantidad posible de dinero u otros bienes (…) En esto está, como en otros muchos casos, guiado por una mano invisible para alcanzar un fin que no formaba parte de su intención. Y tampoco es lo peor para la sociedad que esto haya sido así. Al buscar su propio interés, el hombre a menudo favorece el de la sociedad mejor que cuando realmente desea hacerlo".

En los tiempos de Smith una de las obras cumbres de la ciencia eran los Principios Matemáticos de Isaac Newton (1667). Es el propio Newton el que introduce la idea de la mano invisible cuando, al referirse a los astros en el Universo, señala que estos parecen estar ordenados por la mano invisible de Dios. A Smith le gustaba esta idea de una mano invisible que ordena las actividades en el mercado, pero asegura que nadie puede estar guiado por motivos de rentabilidad pura. Smith está convencido de que para el correcto funcionamiento de una economía de mercado se deben regular sus errores. Por eso defiende las ideas de la Economía Política que buscan asegurar al Estado los ingresos suficientes para proveer los servicios públicos como la educación gratuita y el alivio a la pobreza.

El tema de la desigualdad y la pobreza es clave para Smith y por eso las políticas económicas deben enmendar esta falla. Smith es plenamente consciente de que una ampliación de la desigualdad puede arrastrar al colapso a la economía de mercado, y por eso que para su correcto funcionamiento el Estado debe garantizar el acceso de todos los agentes económicos a los mecanismos de mercado, sea por la vía de la regulación o por la de intervención. Al contrario de las ideas que se han masificado, Smith fue un claro defensor de la estructura institucional y de los valores sociales que trascienden el afán de lucro. Con la introducción de las ideas de una economía de mercado abierta a todos los hombres, Smith consigue superar el conflicto entre Estado e individuo. Hace 230 años y en las puertas de la revolución industrial, Smith visionó un futuro prometedor para la humanidad donde los temas de ética y desarrollo son indisolubles.


JIV