lunes, 21 de marzo de 2016

COMPRAS APALANCADAS (LBO), ¿PELIGROSAS?

El LBO es el acrónimo del término inglés Leveraged Buy Out, un concepto que a día de hoy surge con mayor frecuencia, especialmente en las noticias económicas. Pero, ¿Qué es realmente un LBO?

Pues bien un LBO o compra con apalancamiento de activos, es un método financiero para conseguir la adquisición de otra empresa usando como financiación el valor de los activos de la misma compañía que queremos comprar. Por poner un ejemplo, imaginemos que queremos comprar una empresa por 4 millones de euros y pagarla utilizando los 4 millones que tiene en inmovilizado.

Pero en términos reales, son operaciones mucho más complejas, habida cuenta de que la sociedad adquirida normalmente arrastra problemas financieros severos (y esto es lo que incentiva su compra: tratar de sanearla). Además, las relaciones de la compradora y la adquirida y la operación misma es menos clara que el anterior templo.

La idea de que la operación resulta apalancada es porque el precio no se paga con la tesorería actual de la empresa adquirida, sino que la operación se basa exclusivamente en la capacidad de pago de la empresa por adquirir, es por ello que se puede equiparar la financiación de una compra apalancada con la financiación de un proyecto; por lo que deberá lograr flujos de caja que son los que utilizará la compradora para adquirirla.

La expectativa del comprador en una compra apalancada se basa en el principio del apalancamiento. Con unos medios propios reducidos se consigue una rentabilidad financiera, siempre y cuando la rentabilidad total sea mayor que los intereses del capital de terceros. Requisito es también que la empresa objetivo tenga un flujo líquido lo suficientemente elevado para hacer frente a las obligaciones futuras.

Pero a futuro, esto es una operación de riesgo, ya que hay que asegurar que la empresa adquirida va a tener esos flujos de efectivo (lo que se requiere un riguroso estudio por parte de la empresa adquirente vía due diligence). Por lo que al responder esta pregunta, arrojamos luz sobre el riesgo real que implican este tipo de operaciones, es decir, quien es el que asume la inseguridad de que la empresa adquirida pueda pagar, que no son otros que los acreedores de la sociedad comprada y la adquirida deberá lograr un margen extra de actividad para poder pagar esa compra.

Normalmente, para salvar este riesgo, se puede buscar garantizar la operación estableciendo derechos reales sobre las acciones (o participaciones, si la entidad comprada fuera una S.L) o sobre los activos más relevantes de la sociedad obtenida (ojo con los intangibles). Pero estas garantías no están permitidas, artículos 149 y 150 de la Ley de Sociedades de Capital (Real Decreto-Legislativo 1/2010). Entonces, ¿Qué hacer? Pues lo que se hace es articular otras vías, como adquirir activos directamente de la sociedad (atención al precio de transacción) o realizar una fusión apalancada regulada en el artículo 35 de la Ley 3/2009 de Modificaciones Estructurales de Sociedades Mercantiles.

No obstante, la adquirida tendrá que endeudarse y consecuentemente sus gastos financieros aumentarán, además, la gestión de la sociedad debe de ser muy eficaz para poder asumir este sobrecoste financiero. En caso contrario, la situación se volverá estresada, pudiendo no cumplir con las obligaciones de pago y entre en concurso (por suspensión de pagos o bancarrota, pues la ley concursal no distingue entre los dos, como así lo hacía la anterior regulación).

Por tanto, el peligro de un LBO es que se convierta en un Large Bankruptcy Opportunity, augurando el final que le puede ocurrir a la empresa adquirida, la bancarrota.

JIV

P,.D.- Cuadro resumen de un LBO:


domingo, 13 de marzo de 2016

LAS ÚLTIMAS ESCUELAS

Entramos ya en el último post que trata de la historia del pensamiento económico. En estos posts se ha tratado de resumir de manera sencilla y breve las distintas escuelas que desde la historia moderna (siglo XVI) han surgido para tratar de explicar los fenómenos económicos, desde los más sencillos y observables hasta los más complejos, con mayor o menor acierto. Pasamos, pues a las explicar brevemente las dos escuelas que han surgido recientemente en la segunda mitad del siglo XX: La escuela estructuralista y la escuela solidaria.

ESCUELA ESTRUCTURALISTA.

Esta escuela tiene como objetivo principal estudiar los problemas de las empresas y sus causas prestando especial atención a los aspectos de autoridad y comunicación. Considerando que hay cuatro elementos comunes a todas las empresas: autoridad, comunicación, estructura de comportamiento y estructura de formalización.

Tiene su origen en los años 50 y nace como consecuencia de la baja productividad, debido a que las corrientes existentes habían tenido en cuenta a la productividad o al personal pero en forma aislada. Estando integrada por psicólogos y sociólogos que se dedican a estudiar el comportamiento humano.

Lo que pretende esta escuela es equilibrar los recursos de la empresa, prestando atención tanto a su estructura como al recurso humano. Por lo que es una escuela, al igual que la monetarista, limitada a un ámbito de la economía, en este caso, la empresa.

Como autores podemos citar a dos: Ralf Gustav, Barón de Dahrendorf (1929-2009) y Amitai Etzioni (1929-).


ECONOMÍA SOLIDARIA.

Esta nueva economía es una forma de producción, consumo y distribución de riqueza centrada en la valorización del ser humano y no en la priorización del capital. Promueve  la asociatividad, la cooperación y la autogestión, y está orientada a la producción, al consumo, y a la comercialización de bienes y servicios, de un modo principalmente autogestionado, teniendo como finalidad el desarrollo ampliado de la vida.
Defiende el  entendimiento del trabajo y en el trabajo, como un medio de liberación humana, en el marco de un proceso de democratización económica, creando una alternativa viable a la dimensión generalmente alienante y asalariada del desarrollo del trabajo capitalista.

Esta economía puede ser vista de dos formas:

Ø      Como la parte del sector terciario, donde la actividad económica se orienta a expresar solidaridad práctica con las personas y las familias. Esto contrasta con las definiciones de sector público o privado tradicionales.
Ø      Como una actividad que promueve construir una economía y una cultura de solidaridad, que trasciende de los efectos del capitalismo, pero que no defiende el fin del mismo, sino convivir con éste.

Asimismo, se defiende que esta economía debe ser una estrategia posible de lucha contra las desigualdades sociales y el desempleo.
Como consecuencia de la autogestión y de las soluciones colectivas de gestión democráticas, las decisiones son tomadas en este ámbito en asambleas de socios, en donde rige el principio "cada socio un voto", para que así se considere a todos los socios equiparados unos con otros, sin que importe la función o la posición administrativa o la antigüedad de cada socio en el emprendimiento (en otras palabras un cooperativismo del siglo XXI).
Además, como alternativa a las monedas convencionales, pretende utilizar una moneda social, destinada únicamente al comercio en determinadas zonas, pero no una moneda respaldada por un banco central o por el gobierno, sino basada en el autocontrol y soporte por la comunidad o zona en donde se utiliza.

Dos son los autores destacados (e ideólogos) de esta nueva forma de entender la economía: Paul Elliott Singer (1944-) y Euclides André Mance (1963-).


JIV

lunes, 7 de marzo de 2016

SMART SOCIAL SICAV.

Decía el austriaco Peter Drucker que donde hay una empresa de éxito, alguien tomó una decisión valiente. Pues bien, la Smart Social Sicav no es otra cosa que la primera institución de inversión colectiva que surgió de una red social, que desde marzo de 2015 cotiza en el Mercado Alternativo Bursátil.

La evolución de esta entidad es cuanto menos sorprendente. Ha duplicado capital y ha obtenido una rentabilidad cercana al 6% (algo insólito viendo como está el mercado, ya que el IBEX se ha desplomado en un 16%, al igual que otras bolsas como el DAX alemán).

Algunos no se esperaban tanto éxito, conseguid con mucho esfuerzo e inteligencia. Objetivos tales como preservar capital, controlar la volatilidad y aportar rentabilidad no son sencillos en estos tiempos que corren. Lo importante ha sido la adaptabilidad a los cambios (de liquidez, a flexibilidad operativa llegando a tener posiciones cortas).

A FLOTE.

La bolsa ce y cae. La economía china dispara a los mercados hundiéndolos. Mientras tanto, Smart Social Sicav subió algo más de un 4%. ¿Cómo lo consiguió? Pues con posiciones cortas posicionadas a la baja (en otras palabras apostaron porque los mercados bajaran).
Además, esta entidad trata de invertir en las empresas más grandes y líquidas (De primer nivel) combinando esta estrategia con productos derivados (futuros sobre índices): empresas tales como Telefónica, Axa, Carrefour o Mapfre han sido su objetivo.
Por último, los gestores se muestran prudentes en donde se encuentran las oportunidades de inversión, pero seguro que siguen teniendo buen ojo.

GRANDES CONTRA PEQUEÑAS.

La rentabilidad de esta entidad contrastó con la obtenida por las Sicav más grandes, pues éstas llegaron a tener pérdidas de casi un 5%, frente al 4% de ganancia de Smart Social.
Aunque podamos pensar que exista poca diferencia entre gestionar una Sicav respaldada por un potente grupo financiero o una familia con gran patrimonio y gestionar una Sicav pequeña, lo que importa es que el gestor es quien toma las decisiones. La diferencia si existe es que a los pequeños accionistas les dan la confianza de gestionar su patrimonio y así elegir en que mercados se opera.
Incluso hay Sicav que han invertido en Smart Social con el objetivo de diversificar.

El objetivo de esta entidad, es trabajar duro y con constancia y seguir creciendo, aportando valor para los accionistas (que es lo que un gestor de empresas debería de hacer, aunque como puede verse no siempre es así, desgraciadamente para el accionista e incluso para la sociedad).


JIV