lunes, 9 de noviembre de 2015

A FAVOR DE LAS SICAV

Hay muchas personas que señalan que la mejor solución a las consecuencias nefastas del estatismo y políticas de gasto (público) absurdas se encuentra en que los "ricos" (los que sobresalgan un poco más de la media) paguen muchos más impuestos.
Sin embargo, esto se queda corto y cojo, ya que más allá de el sablazo del Impuesto de Patrimonio, los ricos que pagan impuestos, están pagando un 52 % por sus rentas laborales o profesionales (porcentaje que sube a un 56% en varias autonomías) y una media de un 20% en las rentas de capital (en donde ya han pagado un 30% de impuesto de Sociedades). ¿Qué nos falta pues? Ah! Las SICAV, ese malvado instrumento de inversión que tributa solo a un 1%.
¡Qué vergüenza! ¡Un vehículo de inversión que permite a los superricos pagar un 1% en concepto de impuestos! ¡A por ellos!

Veamos. Lo primero que hay que aclarar es que las SICAV tributan al 1% de los beneficios que obtienen de las inversiones en capital mobiliario (acciones, deuda pública y demás instrumentos financieros), pero, en caso de retirar esas plusvalías acumuladas, tributan como todo hijo de vecino entre un 19,5 y un 24% (como señala este documento: http://www.agenciatributaria.es/static_files/AEAT/Contenidos_Comunes/La_Agencia_Tributaria/Informacion_institucional/Campanias/IRPF_permanente/Informacion_general/Cuestiones_destacadas/reten_ingresos_cuenta_IRPF.pdf)
Ese 1% sería, para entendernos como un impuesto de sociedades ultrareducido para la SICAV, pero cuando ésta realiza una distribución de capital, sus accionistas pagan lo mismo que en cualquier otra empresa (hasta 2010, los partícipes de la SICAV podían consignar las devoluciones de capital como reducciones de su aportación original de capital, evitándose pagar impuestos hasta haber retirado toda la inversión inicial; desde la reforma de Salgado, cualquier devolución se considera que procede de las plusvalías retenidas y, por tanto, tributa al tipo general).

Este tipo reducido es algo comprensible, por mucho que a muchos les moleste.

Supongamos el siguiente ejemplo. Imaginemos una SICAV que invierte todo en una empresa, empresa X. Esta empresa gana antes de impuestos 100 millones de euros y paga un 30% en impuesto de sociedades. Los 70 millones restantes, supongamos, son distribuidos en dividendos (sin tener en cuenta requerimientos legales que la Ley de Sociedades de Capital obliga, esto solo es un caso a título ejemplificativo). Si la SICAV tributase al 30%, solo tendría unos 49 millones netos de beneficios. Si a eso añadimos que los participes deberían pagar un 20% por esos 49 millones (pues son ganancias por dividendos), estaríamos hablando de que de esos 100 millones iniciales, los accionistas de la SICAV solo tendrían unos beneficios netos de de 39,2 millones, lo que supondría un efecto fiscal de más de un 60% de la ganancia (por impuestos directos solamente). Esto es claramente una fiscalidad tan cainita que haría, de manera totalmente comprensible, que todo ese capital huyera de España hacia otros destinos.

Yendo a lo que nos interesa, ¿Reduciríamos una parte significativa del déficit elevando la tributación por beneficios de la SICAV de ese 1% al 30%?

En 2014. el patrimonio de las SICAV era de algo más de 35.000 millones de euros. Asumiendo un rendimiento del capital invertido medio de un 10% (algo irreal, pues la gran mayoría de las SICAV no llegan a ese porcentaje), los beneficios medios serían de unos 3.500 millones de euros (el 10% del patrimonio antes citado). Suponiendo una tributación del 30%, la recaudación sería de 1.050 millones de euros, partiendo de la hipótesis de que estas SICAV no fuesen liquidadas y "emigradas" a otros países, algo que seguro harán en tal circunstancia.

Por lo tanto y en el escenario más optimista, estaríamos hablando de una recaudación adicional de poco más de 1.000 millones de euros por año. Teniendo en cuenta que el déficit del Estado es de 61.391 millones de euros (a 2014, pues el de este año todavía no está cerrado), la recaudación apenas aliviaría un 2% del déficit (los datos están ahí querido lector, para comprobarlo haga sus cálculos).
Ahora se entiende porqué ningún gobierno ha cambiado la fiscalidad de las SICAV: porque su efecto en la recaudación es mínima, y no por compadreo o connivencia con los ricos, a los que ya están esquilmando por IRPF y por Sociedades.  

Aquellos que quieren justificar nuestro sobredimensionado modelo de Estado y Administración pública (el cual supone un coste en duplicidades superior al déficit del Estado antes mencionado) tendrían y deberían ser más sinceros y no apelar a ese gran mantra que es "que paguen los ricos". No: las subidas de impuestos se dirigen a machacar a aquellos que siempre machacan: las clases medias y bajas, o sea, el 99 % de la población. Pues de ellas se nutre y parasita el Estado. La apelación "a los más ricos" es una excusa pobre para tratar de justificar el hecho de que el Estado nos mete su larga mano en nuestro bolsillo.

¿Cuál es la alternativa? Muy simple: pinchar la burbuja estatal (aunque esto, "la casta" y compañía no estará muy por la labor).

JIV

NOTAS ADICIONALES.

Cuando hablo de ricos, no me refiero a Botín, a las hermanas Koplovitz o a Amancio Ortega, sino también a cualquier otra persona que, con su esfuerzo y sacrificio personal ha conseguido llegar a una posición económica holgada (o sea, unos rendimientos anuales de unos 30.000 euros mínimos).

Cuando uno habla de crear riqueza y estimularla (como explicaré en próximos posts), no debe penalizarla, sino permitir que cualquier persona pueda conseguir una posición holgada con su esfuerzo y sacrificio sin que le pongan palos en las ruedas. En otras palabras, el objetivo de un buen gobierno a largo plazo debería ser el conseguir que en la sociedad exista una clase baja mínima, una clase media abundante (mínimo de un 60% para garantizar una estabilidad a largo plazo) y una clase alta rotatoria (y no parasitaria o beneficiaria de "rescates").

Y en otro caso, la solución no sería castigar a las SICAV, sino eliminar ese requisito de inversión mínima, permitiendo que cualquier persona pueda invertir en ese vehículo de inversión y ahorro sin un límite mínimo (que es de 1.000.000 de euros). Lo que algunos han llamado, "las SICAV de los pobres" (aunque a mí tal calificativo me parece clasista y despectivo).

Por otro lado, les dejo unos links sobre los artículos que pueden ustedes consultar para más información:

Artículo del diario Expansión sobre las SICAV

Comparativa de déficit entre países


N.B.- Este artículo está repetido en ambos blogs por una sencilla razón de facilitar difusión del mismo, como opinión personal del tema.

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