sábado, 11 de julio de 2020

GRANDES ECONOMISTAS: JEAN-BAPTISTE SAY (1767-1832)




Biografía


Jean-Baptiste Say nació en Lyon en 1767 de padre proveniente de una familia de comerciantes textiles protestante que se trasladó varias veces durante un periodo volátil entre las religiones en la Francia católica.
En 1785 fue enviado con su hermano al Reino Unido, donde vivió con empresarios ingleses como aprendiz de sus negocios.

Dos años después, regreso a Francia para trabajar en una empresa de seguros.
Cuando leyó a Adam Smith se inició en el liberalismo y formo parte de un grupo de economistas liberales. Entre 1794 a 1800 fue editor del periódico “La Decade Philosophique”, de corriente liberal y de cierto prestigio en territorio galo en la época.

En 1799 le nombraron miembro de la sección financiera del Tributante, la cámara que surgió tras el derrocamiento de la monarquía por parte de Napoleón Bonaparte, hasta 1804, cuando tuvo un desacuerdo con el emperador y se trasladó a Audny-des-Hesdins para establecer una fábrica de algodón.
En 1812 vendió sus acciones y volvió a París como un hombre rico, siendo contratado como profesor de economía industrial de la “Conservatoire National des Arts et Metiers” y, en 1831, en el Colegio de Francia.
En 1826 fue elegido miembro extranjero de la KVA (la Real Academia de Ciencias del Reino de Suecia).

El profesor Say falleció en París el 15 de noviembre de 1832 a la edad de 65 años.


Principales trabajos y contribuciones


En 1800, publicó su obra “como reformar la moralidad de las naciones”(en francés “essai sur les moyens de reformer les moeurs d´une nation”). Y en 1803 publicó su trabajo más conocido “Tratado de Economía Política”, sobre la composición y distribución de la riqueza.
En este trabajo introdujo su famosa Ley de mercados o la Ley de Say, siguiendo la teoría clásica de Adam Smith y David Ricardo, donde postuló que antes de poder demandar, se debe producir para intercambiar lo comprado. Esta teoría se describió como que la oferta crea su propia demanda y, aunque hay debate sobre quien dijo la frase, no así en la invención del concepto.

Inicialmente, Thomas Malthus (del que se hablará próximamente) y luego Keynes, criticaron su análisis, pensando en el corto plazo. No obstante, llegó a ser bastante aceptado que en el largo plazo sus teorías se cumplen. Aunque esta teoría llevó a decir la anterior frase que no es del todo correcta, en términos más comunes se puede decir que, sin dinero no puedo comprar y para conseguir dinero, necesito trabajar, es decir, producir.

Say también investigó la necesidad e importancia del dinero que demandaban tanto los que producían como los que demandaban productos como una forma de facilitar este intercambio. Como parte de éste análisis, habló del atractivo del oro y la plata haciendo el papel del dinero, por sus características de durabilidad, portabilidad, divisibilidad, alto valor y uniformidad, aunque también habló de la posibilidad de que éstos podrían ser reemplazados por otros medios de cambio que puedan ser comúnmente aceptados.

Say también discrepó con muchos en su valoración del trabajo, donde hablaba de que la forma de medir la contribución del trabajo eran las horas invertidas y que la valoración de la producción que resultaba de este trabajo era más incierta ya que la utilidad de cada producto varía por persona y por tiempo, teorías mas elaboradas por Wilfredo Pareto (que también desarrollaré próximamente) y en las curvas de indiferencia.

Finalmente, analizó detalladamente el impacto negativo de los impuestos sobre la labor empresarial y la creación de riqueza, impacto que se ve reflejado a lo largo de la economía y de su crecimiento, ya que la reducción de demanda es un círculo vicioso negativo para todos.


Impacto de Say en la actualidad.


El trabajo de Jean-Baptiste tuvo gran influencia en los posteriores análisis de Wilfredo Pareto y en la utilidad marginal de Alfred Marshall, y de León Walras. Trabajos que han impactado mucho hoy en día en el valor del trabajo, de la utilidad, de la producción y en la elaboración de beneficios relativos de los distintos entes económicos.

Su análisis innovador del impacto negativo de los impuestos sobre la producción y el crecimiento económico fue importante para hacer entender que el nivel de los impuestos no era indiferente para la actividad económica del país.


JIV

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