domingo, 13 de marzo de 2016

LAS ÚLTIMAS ESCUELAS

Entramos ya en el último post que trata de la historia del pensamiento económico. En estos posts se ha tratado de resumir de manera sencilla y breve las distintas escuelas que desde la historia moderna (siglo XVI) han surgido para tratar de explicar los fenómenos económicos, desde los más sencillos y observables hasta los más complejos, con mayor o menor acierto. Pasamos, pues a las explicar brevemente las dos escuelas que han surgido recientemente en la segunda mitad del siglo XX: La escuela estructuralista y la escuela solidaria.

ESCUELA ESTRUCTURALISTA.

Esta escuela tiene como objetivo principal estudiar los problemas de las empresas y sus causas prestando especial atención a los aspectos de autoridad y comunicación. Considerando que hay cuatro elementos comunes a todas las empresas: autoridad, comunicación, estructura de comportamiento y estructura de formalización.

Tiene su origen en los años 50 y nace como consecuencia de la baja productividad, debido a que las corrientes existentes habían tenido en cuenta a la productividad o al personal pero en forma aislada. Estando integrada por psicólogos y sociólogos que se dedican a estudiar el comportamiento humano.

Lo que pretende esta escuela es equilibrar los recursos de la empresa, prestando atención tanto a su estructura como al recurso humano. Por lo que es una escuela, al igual que la monetarista, limitada a un ámbito de la economía, en este caso, la empresa.

Como autores podemos citar a dos: Ralf Gustav, Barón de Dahrendorf (1929-2009) y Amitai Etzioni (1929-).


ECONOMÍA SOLIDARIA.

Esta nueva economía es una forma de producción, consumo y distribución de riqueza centrada en la valorización del ser humano y no en la priorización del capital. Promueve  la asociatividad, la cooperación y la autogestión, y está orientada a la producción, al consumo, y a la comercialización de bienes y servicios, de un modo principalmente autogestionado, teniendo como finalidad el desarrollo ampliado de la vida.
Defiende el  entendimiento del trabajo y en el trabajo, como un medio de liberación humana, en el marco de un proceso de democratización económica, creando una alternativa viable a la dimensión generalmente alienante y asalariada del desarrollo del trabajo capitalista.

Esta economía puede ser vista de dos formas:

Ø      Como la parte del sector terciario, donde la actividad económica se orienta a expresar solidaridad práctica con las personas y las familias. Esto contrasta con las definiciones de sector público o privado tradicionales.
Ø      Como una actividad que promueve construir una economía y una cultura de solidaridad, que trasciende de los efectos del capitalismo, pero que no defiende el fin del mismo, sino convivir con éste.

Asimismo, se defiende que esta economía debe ser una estrategia posible de lucha contra las desigualdades sociales y el desempleo.
Como consecuencia de la autogestión y de las soluciones colectivas de gestión democráticas, las decisiones son tomadas en este ámbito en asambleas de socios, en donde rige el principio "cada socio un voto", para que así se considere a todos los socios equiparados unos con otros, sin que importe la función o la posición administrativa o la antigüedad de cada socio en el emprendimiento (en otras palabras un cooperativismo del siglo XXI).
Además, como alternativa a las monedas convencionales, pretende utilizar una moneda social, destinada únicamente al comercio en determinadas zonas, pero no una moneda respaldada por un banco central o por el gobierno, sino basada en el autocontrol y soporte por la comunidad o zona en donde se utiliza.

Dos son los autores destacados (e ideólogos) de esta nueva forma de entender la economía: Paul Elliott Singer (1944-) y Euclides André Mance (1963-).


JIV

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