Wilfredo Federico Dámaso Pareto,
fue un ejemplar sociólogo, filósofo y economista de la segunda mitad del siglo
XIX y principios del XX. Muy prolífico en los terrenos de la economía y la
política, destacado por sus tesis sobre la distribución de la renta y la teoría
de la elección individual de los consumidores.
Es creador de conceptos tan
relevantes en el terreno de la teoría económica, como la eficiencia paretiana, las curvas
de indiferencia o la distribución de
Pareto.
Realizando una aportación de
tremendo valor para el desarrollo posterior de la microeconomía, el marketing y
la teoría de la elección
I) Biografía.
Wilfredo Pareto nace en París el
15 de julio de 1848 hijo de un ingeniero italiano exiliado en Francia por
motivos políticos, y de un ama de casa francesa descendiente de una familia
burguesa acomodada. Se trasladó junto a su familia a la ciudad de Turín en
1858, comenzando sus estudios superiores en 1879 en la Escuela Técnica de la
misma ciudad.
Pareto fue un joven con una
tremenda madurez profesional, que destacó de manera temprana en sus inicios,
cuando en el año 1880 se convirtió en director general de la sociedad del tren
italiano en Florencia.
Fue un profesional muy
relacionado con la élite burguesa y académica italiana, participando de manera
activa en el Círculo Cultural de Florencia, asociación con la que participó
adicionalmente con diversos artículos de política y economía.
De manera paralela a su actividad
profesional e investigadora, desarrolló una importante actividad política. Sus
inicios se remontan al año 1882 cuando presentó su candidatura como diputado en
el colegio de Motevarchi, siendo muy crítico con el régimen de Benito Mussolini,
y en especial del intervencionismo y la falta de competencia de sus Políticas
en la economía italiana.
Por dificil que pueda parecer, el
propio Mussolini lo nombró senador vitalicio, muy a pesar de mostrarse en
desacuerdo con muchas de sus tesis, debido a la gran influencia que ejerció
entre los fascistas italianos.
Wilfredo murió en la ciudad suiza
de Ginebra el 19 de agosto de 1923 tras una larga enfermedad a la edad de 75
años.
II) Docencia y labor investigadora.
En el año 1890 conoció al ilustre
economista Maffeo Pantaleoni (1857-1924), con el que, además de aflorar una
gran amistad, obtuvo el impulso y la ilusión para iniciar su carrera como
docente. En el año 1894 fue elegido y posteriormente nombrado profesor de
economía en la Universidad de Lausanne, cuya escuela de economía fundó el
economista Leon Walras (1834-1910).
De entre sus obras. Destacan:
·
Curso de
economía política (1897). Una de sus principales obras en las que trató los
incentivos que tienen los dirigentes
políticos en su quehacer político y
la capacidad de éstos para modificar los
derroteros de la economía de una nación mediante la parrilla de elecciones elegidas instrumentalizadas en sus políticas
económicas.
·
Su primera gran producción investigadora fue la Teoría del equilibrio económico (1901),
donde realizó un importante análisis
sobre la teoría de la elección del consumidor, desarrollando conceptos tan importantes
como las curvas de indiferencia, una
herramienta de tremendo valor para el desarrollo posterior de la teoría
económica.
Además
de afirmar que el desarrollo económico y
el nivel de renta de una determinada región depende directamente de los años de estabilidad política, económica y
social de los que haya disfrutado.
·
El mito
virtuista y la literatura inmoral (1910), en el que confirmó su pensamiento liberal económico, al
tiempo que defendía un sistema económico que abogara por la libertad de acción en el terreno económico, siendo
muy crítico con las tesis mercantilistas
y con las trabas establecidas en los mercados. Fue empleada en la década de
los años veinte para criticar las políticas económicas de Mussolini, empecinado
en catapultar el crecimiento de la economía italiana mediante un modelo de
economía cerrada y autosuficiente mediante el potencial de la industria
nacional.
·
Tratado
de sociología general (1916) donde se apoyó en las herramientas de la
sociología para analizar los cambios de
la riqueza en la sociedad y desarrolló su teoría de los ciclos sociales explicando
que las oligarquías caen con el tiempo,
siendo reemplazadas por otras.
Según Pareto, el conflicto social emana de cuatro grandes causas: la teoría de la
acción no lógica, la teoría del análisis
del margen, la teoría de las élites
y la teoría del equilibrio social.
Dentro de las cuales, resaltó el concepto
de élite, afirmando que la cúpula de un país ni se hereda ni se conoce a priori, sino que es un círculo de ilustres pensadores que, por su
trabajo, su capacidad de tomar decisiones, irrumpen en la sociedad siendo capaces de influir en el destino social
de su país.
Al mismo tiempo, distinguió entre
la élite política y la funcional, siendo éstos últimos los
más meritorios, puesto que llegan a la propia élite por sus méritos y por razones objetivas. Afirmando que un país llegaría al colapso cuando en el poder
político la élite puramente política supera en número a la funcional.
Cuando este colapso tiene lugar, se produce una revolución de carácter cíclico, en el que los leones (hombres luchadores,
conservadores e idealistas) se
imponen a los zorros (hombres calculadores, pensadores y materialistas),
imponiendo la objetividad y el
mérito.
Junto a economistas como Johan
Heinrich von Thinen, Herman Heinrich Gossen, Carl Menger, William Jevons, Leon
Walras, fundó la corriente de pensamiento
económico de los economistas marginalistas, en contraposición a los
economistas clásicos como Adam Smith o David Ricardo.
III) Pareto en nuestros días.
Una de las críticas más importantes que se han vertido sobre las tesis de
Pareto las realizó el economista de origen indio Amartya Sen cuando en su análisis del Teorema de Arrow en 1970 demostró la imposibilidad matemática del liberalismo paretiano, al afirmar que
es posible que un individuo pueda
conseguir un óptimo local de manera individual, pero es imposible que todos los consumidores de
un mercado alcancen el óptimo al mismo
tiempo.
Wilfredo Pareto fue el autor de
frases tan críticas y célebres como “En Italia un veinte por ciento de la
población posee el ochenta por ciento de la riqueza”; convirtiéndose en la
popular regla del 80/20 de la distribución de la riqueza.
JIV