Biografía
Jean-Baptiste Say nació en Lyon
en 1767 de padre proveniente de una familia de comerciantes textiles
protestante que se trasladó varias veces durante un periodo volátil entre las
religiones en la Francia católica.
En 1785 fue enviado con su
hermano al Reino Unido, donde vivió con empresarios ingleses como aprendiz de
sus negocios.
Dos años después, regreso a
Francia para trabajar en una empresa de seguros.
Cuando leyó a Adam Smith se inició en el liberalismo y formo parte
de un grupo de economistas liberales. Entre 1794 a 1800 fue editor del
periódico “La Decade Philosophique”, de corriente liberal y de cierto prestigio
en territorio galo en la época.
En 1799 le nombraron miembro de
la sección financiera del Tributante, la cámara que surgió tras el
derrocamiento de la monarquía por parte de Napoleón Bonaparte, hasta 1804,
cuando tuvo un desacuerdo con el emperador y se trasladó a Audny-des-Hesdins
para establecer una fábrica de algodón.
En 1812 vendió sus acciones y
volvió a París como un hombre rico, siendo contratado como profesor de economía
industrial de la “Conservatoire National des Arts et Metiers” y, en 1831, en el
Colegio de Francia.
En 1826 fue elegido miembro
extranjero de la KVA (la Real Academia de Ciencias del Reino de Suecia).
El profesor Say falleció en París
el 15 de noviembre de 1832 a la edad de 65 años.
Principales trabajos y contribuciones
En 1800, publicó su obra “como
reformar la moralidad de las naciones”(en francés “essai sur les moyens de
reformer les moeurs d´une nation”). Y en 1803 publicó su trabajo más conocido “Tratado de Economía Política”, sobre la
composición y distribución de la riqueza.
En este trabajo introdujo su
famosa Ley de mercados o la Ley de Say,
siguiendo la teoría clásica de Adam Smith y David Ricardo, donde postuló que antes de poder demandar, se debe producir
para intercambiar lo comprado. Esta teoría se describió como que la oferta crea su propia demanda y, aunque
hay debate sobre quien dijo la frase, no así en la invención del concepto.
Inicialmente, Thomas Malthus (del
que se hablará próximamente) y luego Keynes, criticaron su análisis, pensando
en el corto plazo. No obstante, llegó a ser bastante aceptado que en el largo
plazo sus teorías se cumplen. Aunque esta teoría llevó a decir la anterior
frase que no es del todo correcta, en términos más comunes se puede decir que, sin dinero no puedo comprar y para
conseguir dinero, necesito trabajar, es decir, producir.
Say también investigó la necesidad e importancia del dinero que
demandaban tanto los que producían como los que demandaban productos como una forma de facilitar este
intercambio. Como parte de éste análisis, habló del atractivo del oro y la plata haciendo el papel del dinero, por sus características de durabilidad, portabilidad, divisibilidad,
alto valor y uniformidad, aunque también habló de la posibilidad de que
éstos podrían ser reemplazados por otros
medios de cambio que puedan ser comúnmente
aceptados.
Say también discrepó con muchos
en su valoración del trabajo, donde
hablaba de que la forma de medir la
contribución del trabajo eran las horas
invertidas y que la valoración de la
producción que resultaba de este
trabajo era más incierta ya que
la utilidad de cada producto varía por
persona y por tiempo, teorías mas elaboradas por Wilfredo Pareto (que
también desarrollaré próximamente) y en las curvas de indiferencia.
Finalmente, analizó
detalladamente el impacto negativo de
los impuestos sobre la labor empresarial y la creación de riqueza, impacto
que se ve reflejado a lo largo de la economía
y de su crecimiento, ya que la reducción
de demanda es un círculo vicioso negativo para todos.
Impacto de Say en la actualidad.
El trabajo de Jean-Baptiste tuvo
gran influencia en los posteriores análisis de Wilfredo Pareto y en la utilidad
marginal de Alfred Marshall, y de León Walras. Trabajos que han impactado
mucho hoy en día en el valor del
trabajo, de la utilidad, de la producción y en la elaboración de beneficios relativos de los distintos entes
económicos.
Su análisis innovador del impacto negativo de los impuestos sobre
la producción y el crecimiento económico fue importante para hacer entender que
el nivel de los impuestos no era
indiferente para la actividad económica del país.
JIV
No hay comentarios:
Publicar un comentario