Algunos economistas defienden la
llamada TMM (teoría monetaria moderna) como la solución a todas las crisis y la
mejor de todas. Son, en definitiva, teorías defendidas por determinados partidos
políticos como Podemos, o incluso partidos como el FN de LePen en Francia.
De hecho, algunos lo justifican
diciendo que es el propio Banco de Inglaterra el que lo está planteando.
No obstante. Voy a explicar
porqué están equivocados.
Primero definamos el concepto. Conforme
se puede desprender de la obra de Éric Tymoigne y L.
Randall Wray, en "Modern Money Theory 101: A Reply to Critics," del
instituto de economía del Bard College, en su working paper No. 778 de
noviembre de 2013.
Es por
tanto una teoría económica que describe y analiza las economías modernas
en las cuales la moneda nacional es una moneda fiduciaria, o dinero fiat,
emitida por el Estado y de curso legal y forzoso (moneda, por tanto basada en
la confianza que se tiene en el emisor en el pago y no basada en metales
preciosos u otros activos). El punto clave de la TMM es que "un Estado
monetariamente soberano es el proveedor monopolista de su moneda y puede emitir
moneda de cualquier denominación en formas físicas o no físicas. Como tal,
tiene una capacidad ilimitada para pagar los bienes que desea comprar, cumplir
con los pagos prometidos en el futuro, y posee una capacidad ilimitada para
proporcionar fondos a los otros sectores, por lo que la insolvencia y la
bancarrota de este Estado no es posible, siempre puede pagar, imprimiendo más
dinero, porque la deuda se monetiza.
Por consiguiente cualquier
política de gasto es viable (incluso la de la Renta Básica Universal) porque el
gobierno tiene capacidad ilimitada de endeudamiento y siempre será posible
mantener tal nivel de gasto porque la fe en la capacidad de pago del Estado se
mantiene, al poder éste imprimir moneda fiduciaria sin ningún límite.
Esta teoría si nos fijamos bien
hace aguas por todos los lados.
Primero indica que la moneda
fiduciaria se basa en la fe o confianza en el emisor, y no porque esté
respaldada por activos valorables económicamente. Por poner un ejemplo, un
billete de 50 € no valdría porque está respaldado por activos (oro, metales
preciosos, activos financieros…) cuyo valor es de 50€, sino que vale esa
cantidad porque se tiene una confianza y fe generalizadas en la capacidad de
pago del emisor (el Banco Central y por ende el Estado).
Esto quiebra desde el momento en
el que el Banco Central es independiente del Estado. Como puede ser el BCE o la
Fed.
Asimismo se dice que esta fe está
respaldada en que el Estado no es posible que quiebre o devenga insolvente, que
imprime más dinero y ya está, problema resuelto. Pretender solventar un
problema devaluando una moneda ya sea imprimiendo más dinero o modificando su
composición de metales o su valor real no lo soluciona sino que lo posterga en
pos de un milagro que nunca va a llegar. La historia está llena de estas
quiebras (España con Felipe II tuvo 3, y la más reciente la de Argentina), o el
default de Grecia por ejemplo.
Segundo. Nos dice que el Estado
tiene capacidad ilimitada para pagar los bienes y servicios con los pagos
prometidos en el futuro y que posee una capacidad ilimitada de proporcionar
fondos. Siempre imprimiendo dinero.
Pues bien, esta teoría choca con
la estabilidad de precios. Y lo que es peor, es que directamente genera
inflación y ésta no es solo un fenómeno monetario, pero directamente no se
puede excluir esta característica.
La inyección de dinero en el
sistema como medio ordinario de financiación presupuestaria es, en efecto, una
peligrosa fuente de inflación que resulta rigurosamente incompatible con una
política de estabilidad de precios, preocupación que siempre debe de estar
presente en cualquier política monetaria.
En efecto, hasta determinados
economistas nada sospechosos de ser liberales y contrarios a políticas
expansionistas de gasto público como solución a todos los problemas. Como Paul
Krugman que cree que la visión expuesta por la teoría monetaria moderna, según
la cual el déficit no es importante, siempre y cuando el Estado tiene su propia
moneda es "simplemente incorrecta." Afirma que esta teoría
es también incompatible con el déficit presupuestario del gobierno e ignora las
implicaciones en términos de inflación por mantener el déficit presupuestario
cuando la economía está creciendo (Véase "Deficits
and the Printing Press (Somewhat Wonkish)”, artículo publicado en The New
York Times, el 25 de marzo de 2011.
Y
tercero. Se señala que cualquier país que emita deuda sólo en su propia
moneda y tenga un tipo de cambio flotante es monetariamente soberano. Esto
significa que no se le puede obligar a pagar su deuda, es decir, los Estados
Unidos, Japón, Reino Unido, Suecia, Suiza, Dinamarca, Canadá, Nueva Zelanda,
Islandia.
Qué curioso, que los únicos
países que cumplen con los requisitos para la TMM son los más liberales y
prósperos. Dicho de otro modo: los únicos países que podrían implementar la TMM
son lo que nunca lo harán porque ya funcionan bien gracias al liberalismo.
En otras palabras, que no
funciona. La teoría lo aguanta todo, pero la realidad tiende a ser muy tozuda.
Conclusión.
Hagamos el favor de buscar
soluciones realistas, no nos vayamos a lo fácil y engañemos a la gente. Y
sobretodo, por favor, no repitamos errores del pasado, pensando que esta vez va
a ser diferente.
JIV