El pasado mes de marzo, si no se me va la pinza, fue el 9 de
marzo, en una comparecencia del Consejo de Gobierno del BCE, Mario Draghi,
señaló que estaba satisfecho por los resultados excelentes de su política. El
Financial Times, que es un declarado enemigo de la administración de Trump,
publicó una noticia titulada "El euro salta con la declaración de victoria
del BCE sobre la deflación".
Sin embargo, y a pesar de que podamos lanzar las campanas al
vuelo, es necesario hacerse dos preguntas, ¿Esa afirmación es cierta? ¿Qué se
entiende por deflación?
Lo primero de todo, podemos definir deflación o inflación
negativa, a un descenso generalizado y prolongado de los precios de bienes y
servicios motivado por una debilidad de la demanda y un exceso
de las capacidades productivas (oferta). La deflación normalmente
está asociada a las recesiones y a las crisis económicas y
financieras. Digamos que podía ser entendido como lo contrario a la
inflación (explicado en el post que hice en enero del año pasado: http://lossecretosdelaeconomia.blogspot.com.es/2016/01/i-nivel-general-deprecios.html)
Ahora bien, si lo que dice Mario es cierto, ello significa que
estamos en un período de reflación. Y por lo tanto en un período inflacionista
del ciclo.
Pues miren, si como dice el gobernador del BCE y gracias a
el hemos superado la fase negativa del ciclo largo, implica que hemos pasado la
siguiente etapa antes comentada. Eso sí que es una ley económica, tan dura como
que la recuperación ocurre tras la recesión, o que la expansión sigue a la
recuperación y así hasta que vuelve la recesión. El abcd de la teoría de ciclos
que siempre es un clásico en macroeconomía.
Normalmente, en esta fase, gracias al surgimiento de una
nueva industria de calado que motoriza el ciclo largo (electrónica y sus
desarrollos), es cuando comienza una aceleración del crecimiento con baja
inflación, que al final se nos lleva a la siguiente fase, la inflacionaria,
donde se produce una inflación de demanda y de costes.
Para volver a analizar un período similar hay que retrotraerse
a los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial y que empezó con la
cooperación con Estados Unidos y los planes de estabilización de finales de la
década de 1950.
Por consiguiente, no vivimos en reflación, pues ni por
combinación de tasa de crecimiento real y de inflación, ni por una nueva
industria se demuestra que la afirmación de Draghi no es cierta.
Me temo que no hemos abandonado del todo ese período
deflacionista (influenciado sin duda por esos tipos tan bajos, casi negativos,
pero esto ya es otra historia).
JIV